1. Elige una estancia de la casa que te guste especialmente. No hace falta que sea aquella en la que normalmente trabajabas/ estudiadas. Ahora las horas que pasarás allí serán muchas más y es positivo empezar algo nuevo, como nueva es la situación. Así en nuestra mente habremos en cierta manera 'construído' la oficina. Para el organismo será más un cambio de lugar de trabajo en vez de trabajar desde casa tal y como la teníamos.
2. Busca que haya una gran ventana o que entre el máximo de luz natural posible. Idealmente de frente o por la izquierda. Presta atención a lo largo del día; cuando sea necesario, añade fuentes de luz articial. La luz nos da energía para seguir trabajando.
3. Añade plantas. Las plantas crecen con nosotr@s y se ponen contentas al vernos trabajar. Puedes hablar con ellas y preguntarles si tienen ideas para resolver las dudas que tienes. Os sonorará a locura, pero haciéndolo, desaparece la sensación de aislamiento y el cerebro se activa en modo escucha. Así, podréis tener nuevas ideas.
4. Busca elementos para decorar la mesa que te den fuerza y motivación. Puede ser una foto, una cámara de fotos si te gusta mucho la fotografía, libros o guías de viaje que te recuerden que trabajas porque te gusta lo que haces, y para tener los recursos que necesitas para crear la vida que deseas.
5. Aseguráte de tener todo lo que necesitas desde que empiezas a trabajar. Ordenador, agenda, papel o cuaderno para las tareas a hacer (para el día y para otros días), bolígrafos y subrayadores, teléfono, agua, el primer café (si tomas varios), crema de manos y una vaselina (estas dos últimas cosas son indispensable en mi caso, pero cada persona es un mundo). Así sentirás una sensación de abundancia que facilitará la concentración y te permitirá concentrarte en las primeras horas, claves para sentirnos productivos y motivados.
6. Haz pausas. Cuando lo necesites, prepárate un buen café, da un paseo por la casa, asómate a la ventana, escucha algunas canciones que te gusten o incluso, medita durante 10 o 15 minutos. Si puedes acceder al sol, intenta que te dé en la cara y en la cabeza. Si no puedes, date un bailecito.
7. Después de comer, acompáñate de un café, un té o agua con limón. Así la vuelta al trabajo vendrá acompañada de un incentivo para nuestro cerebro.
8. Cuando acabe tu jornada laboral, despeja el escritorio y cierra y ordena todo el material. Deja todo listo para el día siguiente y ningún documento o lista de tareas a la vista. Igual que cuando nos vamos de la oficina, ya no hace falta pensar en el trabajo hasta el día siguiente. Te lo has ganado.
© Pexels, Purcuapà, Leticia Vicario
Recuerda que puedes con esto y con mucho más.
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