Suena el despertador. Son las 6h00. Intento
despertarme siempre pronto para que no se me eche la vida encima. Por la
mañana, intento leer lo que quiera, ver algún video que quiera, pensar, y
desayunar sin prisa. Miro a todos lados, no entiendo nada. Resulta que estoy en
Madrid. Aquí brilla el sol como si lo fueran a despedir. El azul de su cielo
brilla rabioso como diciendo: ‘así tiene que ser’. Yo, incrédula, decido coger
la cámara para poder traeros un poquito de su luz; un poquito de su magia.
La gente parece menos mala, menos
triste, menos asilada en sí misma cuando le da el sol en la cara. Me pregunto
quién decide dónde hay luz y dónde todo se enturbia. Entretanto yo os dejo por
aquí la belleza chulapa de Madrid.
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