¡Hola!
En la entrada de esta semana os quiero
hablar del Jardín Majorelle, en Marrakech. Es un laberinto de colores y cactus
que remueve por dentro. La inspiración está tan condensada que casi percibes la
locura que debe generar el crear dos colecciones de moda al año cuando generas
una gran expectación y tu marca es mundialmente conocida.
Estoy hablando de Yves Saint Laurent, cuya
fundación compró y restauró el jardín en 1980, y donde el diseñador pasaba
temporadas como fuente de inspiración. Se trata de un jardín botánico con un
chalet en el interior. El autor es Jacques Majorelle, amante de la botánica y
creador del azul intenso y claro, eléctrico, que caracteriza al lugar: el azul
Majorelle.
Yves Saint Laurent nació en la Argelia
francesa en 1936 y empezó trabajando para Dior. La casa consiguió que hiciera el servicio militar, pese a que en un
primer momento negoció que no tuviera que hacerlo, para poder deshacerse de él cuando lo
consideraron demasiado innovador. En el colegio y durante el servicio
militar fue objeto de crítica y burlas.
Es esa vulnerabilidad y magia de las
personas creativas la que me conmovió durante mi visita al jardín. Qué bello
sería que pudiéramos aceptarnos los unos a los otros pese a nuestras
singularidades y genialidades. YSL nació gracias al amor que le profesó su
pareja y al dinero con el que tuvo que indemnizarle Dior por daños morales.
Fue él el que introdujo el smoking en
las mujeres y el que subió a la primera modelo no blanca a las pasarelas de
París. Sólo se me ocurre decir, gracias por tu legado.
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