La sexta edición de los Brussels Fashion Days tuvo lugar en Bruselas los días 20, 21 y 22 de octubre. Este año contó con presencia española, tanto escuelas como diseñadores, y entre estos últimos, como invitados estrella, Agatha Ruiz de la Prada e Ion Fiz. No deja de sorprenderme la selección de Agatha y me parece un reflejo de cómo los belgas ven a los españoles: pasionales y llenos de color, como eufemismo de gritones, impertinentes y maleducados. Pero de estos prejuicios, por supuesto, Agatha no tiene la culpa.
La diseñadora participó el
domingo en una charla junto a Jean-Paul Lespagnard, un creador belga
considerado revolucionario/ de fuerte personalidad. Os dejo aquí algunos de
sus diseños.
© Jean-Paul Lespagnard |
© Jean-Paul Lespagnard |
Durante la charla (fashion talk en el programa, que suena
mucho mejor), él dijo que los contactos en Bélgica son la clave para triunfar,
explicando como ejemplo que una vez que una tienda conocida en Bruselas se
decidió a vender sus diseños, toda una gran red de proveedores y diseñadores pasaron
a querer comprarle y a valorar su trabajo de manera casi automática, casi a ciegas, sin mirar las colecciones. Hasta entonces, todo eran pegas. Por su parte Ágata, tajante, dijo que lo importante no es tanto
que a la gente le guste tu ropa, como que la reconozca, ya que una vez que la
reconoce la pasa a respetar y ese respeto, desde su punto de vista, es la
aceptación de la marca.
Me hizo pensar en mi caso,
ya que respeto su ropa y admiro su trayectoria nacional e internacional, pero nunca
he entendido, desde el punto de vista de la cifra de negocio, cómo la marca puede funcionar económicamente con la cantidad tan reducida de personas que creo quieren
llevarla. El respeto a una marca, de entrada, no da beneficios. No dudéis
en dejar en los comentarios vuestra opinión o más información sobre el tema.
La magia del
primer desfile que contó con artistas de circo, los pop-up stores de diseñadores belgas y españoles, la posibilidad de
peinarte y maquillarte de la mano de profesionales y la oportunidad de participar en un photocall de Kenzo o de jugar a ser portada de Woman,
hicieron del evento todo un mini parque de atracciones de la moda. Totalmente
recomendable.
Por mi parte y como hay
que elegir, quise centrarme en el desfile de las escuelas para entender mejor
cómo arrancan los diseñadores, y cómo de libres son en sus diseños. ¿Qué vi? ¡Ahí
voy!
Muchas cosas bonitas: hombres con zapatos-babucha con pelo y sin complejos, chaquetas y abrigos con varias mangas, pantalones campana y blusas/ sudaderas abombadas para hombre, telas africanas mezcladas con todo tipo de tejidos, telas con brocados exquisitos y colores atrevidos.
Muchas cosas bonitas: hombres con zapatos-babucha con pelo y sin complejos, chaquetas y abrigos con varias mangas, pantalones campana y blusas/ sudaderas abombadas para hombre, telas africanas mezcladas con todo tipo de tejidos, telas con brocados exquisitos y colores atrevidos.
Otra cosa que me gustó
mucho es que había una flor roja perfumada con el perfume Flower by Kenzo en
cada asiento preparado para los asistentes al desfile.
¿Algo negativo? Una
pasarela demasiado larga para aquellos diseñadores que tenían únicamente tres o
cuatro piezas (la gallería Ravenstein
de un lado a otro) y una presencia demasiado elevada de piezas que mostraban
los senos o las nalgas de las modelos haciendo muy difícil una comercialización
óptima de las prendas teniendo en cuenta el número reducido de lugares a los
que una mujer puede ir semi-desnuda sin poner en peligro su integridad social,
física o económica.
¡Espero vuestros
comentarios!
Gracias por leer mi primera entrada.
Gracias por leer mi primera entrada.
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